Así también reconocemos, que la dicotomía teórico-práctica existente afecta en amplios ámbitos: como en la universidad, cuando se imparten las cátedras, en los distintos trabajos a los cuales podemos acceder y, en otro aspecto, las políticas públicas y los espacios sociales en general. De modo que nuestra propuesta metodológica es una aspiración por integrar estos espacios del conocimiento y simultáneamente propiciar la participación. Por lo que, como gran foco de atención, tendremos a lo largo de este proceso la pregunta ¿En que consiste el oficio del Psicólogo Comunitario? debido a que creemos que los roles que estamos buscando representar en esta sociedad actual están teñidos de acciones sin reflexión, lo cual significa que no nos estamos haciendo cargo de lo que implica ser psicólogo en la sociedad actual, teniendo que cargar con las representaciones, fantasías y expectativas que tiene la sociedad acerca de la psicología y su quehacer.
Ahora bien, considerando lo expuesto anteriormente, nos situamos inevitablemente en un contexto, este es el sistema neoliberal que produce efectos en los mas ínfimo de las estructuras de la sociedad y consecuentemente en las subjetividades de nosotros, los individuos del capitalismo.
Es en este contexto, y sin dejar de mencionar que la psicología se enmarca dentro de un modelo científico, privilegiando ciertas variables y formas de accionar por sobre otras; es que nos cuestionamos acerca de ¿Cómo es el oficio del psicólogo en los tiempos actuales? Y en este sentido ¿Debemos ser entes facilitadores, manipuladores, sobreprotectores? ¿Se posibilita la transformación social desde el rol del psicólogo?
Para desarrollar el marco teórico de nuestro proyecto nos guiaremos por tres lineamientos teóricos que son el rol del psicólogo, para lo cual constaremos con autores como Maritza Montero y Domingo Asún, por otro lado, nuestro segundo lineamiento será el concepto de resistencia la cual será una postura construida a través de los postulados de Foucault, Giroux y por ultimo algunos breves enunciados acerca de las políticas públicas chilenas con referentes como Alfaro y Rozas.
OBJETIVOS
Objetivo general
Gestar una Investigación Acción Participante que nos permita problematizar en torno al rol de psicólogo comunitario.
Objetivos específicos
Preguntar a treinta y cinco personas chilenas de la ciudad de santiago; ¿Cuál es el trabajo que hace un psicólogo? Y ¿Si hubiera uno es su población o barrió, que trabajo podría realizar?
Realizar el taller “¿Cual es el rol que nos convoca?” a quince estudiantes de psicología de
Crear una bitácora virtual (blog) que nos permita sistematizar las actividades que contempla nuestra metodología de trabajo.
MARCO TEÓRICO
Rol de psicólogo
Es de esta forma que emerge una primera consideración para el cuestionamiento sobre el rol de este psicólogo, que es tomar siempre en cuenta el rol activo que tiene la comunidad. Es en este sentido que surge la metodología participativa intentando despojar acepciones pasadas y la misma dicotomía teórica práctica, como lo plantea Montero (2004):
El concepto de resistencia denota un sin numero de aristas posibles, ya sea desde los aspectos psicológicos, lo sociológico y hasta sus acepciones semánticas. Sin embargo la intencionalidad del presente estudio no va en la dirección de estudiar la resistencia como un fenómeno cultural, sino que busca hacer de ella una herramienta legítima para la práctica cotidiana en el espacio comunitario.
Para entender el por que de la resistencia, se considera fundamental realizar una contextualización en tanto individuos situados en el neoliberalismo. Es en Foucault donde encontramos una especie de arqueología del poder y sus distintos dispositivos encargados del control de la corporalidad y su accionar. Bajo esta lógica, la institucionalidad juega un papel fundamental en el proceso de subjetivización, ejerciendo por tanto – como lo postulara Bourdieu – violencia simbólica y manteniendo un determinado orden social. La violencia simbólica es definida por Bourdieu (Saavedra, 2001: 161) como;
Un medio de legitimación e imposición de las formas culturales, la cual se caracteriza por una arbitrariedad social y cultural. Para ello la violencia simbólica se manifiesta como una modalidad distinta de la violencia abierta y notoria, es distinta, pero eficaz porque consigue imponer ciertos significados como si fueran los únicos.
Por otro lado, desde el enfoque critico que propone Montero, se entiende la resistencia como “la posición que denuncia, demuestra y rechaza el mantenimiento y la justificación de condiciones injustas de vida y de modos de conocer insatisfactorios” (Montero, 2004, 61)
Esta construcción orienta a la reflexión autocrítica que comprende una determinada visión de la resistencia como un síntoma mas – entre tantos – del neoliberalismo.
Es imprescindible dar cuenta de la práctica comunitaria dentro de las políticas públicas, es dentro de este marco de acción en donde el rol del psicólogo comunitario tiene una importancia clave para el desarrollo humano de la población, en cuanto a valores, relaciones sociales y procesos de subjetivación.
Para entender el accionar de las políticas públicas se debe precisar que:
El condicionamiento de la estrategia de
Es decir, dentro de este foco de acción el rol del psicólogo comunitario se ve supeditado a lo que la institución pretende instalar dentro de la población y se ve mediatizado por proyectos focalizados solo en cuanto a necesidades de subsistencia dejando en segundo plano la integridad subjetiva de las personas, es por esto que el psicólogo comunitario tiene que establecer un eje de acción, que en términos profesionales crea una tensión al tener que velar tanto por los intereses de las instituciones públicas como, los intereses de la población. Es por este motivo, que el carácter de esta investigación tiene el objetivo de problematizar el rol del psicólogo comunitario dentro de todos los ejes de acción posibles, en el caso de las políticas públicas el psicólogo comunitario se posiciona en el medio de la institución y la población, haciendo de su trabajo una ejecución más que un participe del proceso, es decir, es una herramienta más de la institución más que un actor de la realidad que se quiere transformar.
MARCO METODOLÓGICO
De manera que teniendo una claridad de cómo dar forma a las inquietudes presentadas con anterioridad, proponemos dos momentos y espacios de diálogo crítico: el taller y la exposición; en donde se puedan recoger apreciaciones para luego dar las retroalimentaciones pertinentes en el blog y, posteriormente sistematizar estas experiencias.
Debemos considerar que nuestro taller constará de tres fases, el que hemos ilustrado en un gráfico del siguiente modo:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwqFlaWUlNYtvIaq7jqFcbACBwWy_SHddZ1aeWBlS7lnN_qKPuyaUU-VMKI10z7s1Yl-4v-DZt9TXNdHJ7vzZAUym8F7lh62lI8UuHwBB5Ez71uTvcsLEtqrnS44eo_kMXFxlsgq45EdrQ/s400/iap.jpg)
Es así que a través de tres técnicas: la fotografía, la cartografía y la escultura, que corresponden respectivamente a los tres momentos del taller; materializaremos esta etapa de la metodología.
Núcleo
Con las discusiones que se generen en el caldeamiento se recogen y captan impresiones
globales las cuales se plasman en un mural colectivo= la cartografía.
Elaboración
Finalmente la cartografía permite generar esculturas (un mapa semántico con las palabras y frases que den cuenta de alguna resolución de la discusión) que nos servirán para realizar un análisis social acerca de la pregunta ¿Cuál es el rol del psicólogo en las prácticas comunitarias?
Como gran resultado a lo largo de nuestro proceso práctico y teórico, surge la creación de una propuesta metodológica en donde la idea es producir protagonismo-hacer participación a través de la siguiente propuesta por etapas de Investigación Acción Participante (IAP).
A modo de conclusión podemos decir que, a través de un sin número de problematizaciones contextualizadas dentro de una realidad concreta, a partir de las intervenciones realizadas en los procesos de experiencias practicas, el rol del psicólogo comunitario dentro del campo de la praxis se ve muy tensionado en cuanto a la forma en que se posiciona dentro de la población y frente a esto, nosotros proponemos que el Rol del Psicólogo Comunitario debe tender a generar procesos que colaboren con la dinamización social, que los sujetos con los cuales intervienen se transformen en actores sociales que repercutan en la transformación de sus realidades. Debe ser un facilitador que ponga en juego todas sus competencias técnicas para promover autonomía y en definitiva permita a la comunidad descubrir herramientas prácticas que le permitan resistir a un sistema que daña el tejido social y que quiebra las confianzas de las comunidades.
Crear una identificación desde una mirada construida con la comunidad, si vemos que en ella hay individualidad primero debemos trabajar en reconstruir las confianzas, poner acento en la valoración de la organización, en el sentido de que con la unidad de las voluntades es posible transformar realidades.
Primero es necesario visualizar como oportunidad a las organizaciones existentes en los sectores, articularlas y convertirlas en redes donde se apoyen mutuamente, desde ahí trabajar con metodologías que apunten hacia la concientización de las prácticas que hoy mantienen sumida a la población, es decir, a través del dialogo promover reflexiones que vayan generando procesos prácticos más profundos en la construcción de actoría social para que desde las bases, a través de la educación popular broten educadores y educadoras críticos que aporten a la disputa de la hegemonía que se imponen desde las cúpulas, esto permitiría generar prácticas culturales que motiven la organización de las vecinas y vecinos.
Cuando no hay organizaciones, el trabajo es más complicado pues hay que apostar por las voluntades dirigenciales de las poblaciones, si no es así, apostar por el vínculo que se puede establecer con la comunidad a partir de acciones que el psicólogo deberá, con la ayuda de un equipo, desplegar en el territorio.
El psicólogo debe despertar su conciencia crítica junto a las personas que tengan voluntad de acercarse, aquí es necesario ir generando condiciones a través de un proceso que quizás es más largo, pues es necesario resignificar lo colectivo, la posibilidad que da el trabajar en grupo que cuando hay unidad las cosas se vuelven más sencillas, es decir favorecer que la organización se vuelva un sostén de lo individual donde se produzcan espacios de encuentro entre las subjetividades. Cuando se avanza en la organización y el sentido que ésta tiene es necesario comenzar con acciones participativas que se vuelvan cada vez más protagónicas por la comunidad y en definitiva apunten a la construcción de actores sociales relevantes para tener un rol en la generación de políticas que aporten al desarrollo social. En este sentido uno de los logros puede ser el promover organizaciones de vecinas y vecinos que, a partir de la praxis generen acciones directas en sus barrios que estén en beneficio directo de la comunidad, que se hagan cargo de recuperar y reconstruir el tejido social.
Desde los elementos de la educación popular, hay acercamientos que a largo plazo pueden provocar experiencias positivas, pues hay que romper con la inmediatez y darle sentido a la proyección, una buena estrategia sería trabajar desde proyectos para conseguir objetivos, con esto se revalora el trabajo, se posterga la gratificación y busca develar que en grupo es más grato cumplir con los objetivos. Pero esta labor también debe comprometer a la comunidad quienes deben trabajar en la reconstrucción de las confianzas.
Cuando se habla de reconstrucción de confianzas, del tejido social, de la grupalidad y la utilización de la resistencia como una herramienta, se pretende transmitir y dar cuenta de complejos procesos culturales y por cierto psicológicos que demandan una toma de posición - y como ya se mencionara – de una suspicaz pero siempre necesaria lectura de la realidad. Y es bajo este prisma, que el rol del psicólogo comunitario demanda no solo una preparación académica y consiguiente adquisición de competencias, sino que además debe fundamentalmente contemplar un proceso de permanente auto evaluación crítica acerca del hacer cotidiano para otorgarle un sentido que permita resignificar las prácticas y otorgarle a la psicología comunitaria el protagonismo que merece dentro de las ciencias sociales.
Es de vital consideración reconocer – por muy evidente que parezca – que el psicólogo es también un individuo que porta su propia historia y bajo esta lógica, es su subjetividad la que esta en juego en los procesos sociales que pretende emprender y co-construir.
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